21 de abril de 2011

tiempos violentos

me tiro en la cama y empiezo a recitar un mantra que aprendí hace poco, pero lo abandono sin darme cuenta. de repente me acordé de una conversación que escuché en la mesa de al lado hoy mientras comíamos pizza con cerveza, y me hizo acordar a vos. a una conversación que tuvimos en un restaurant de las cañitas, cuando yo no vivía en las cañitas. es increíble la capacidad de asociación que tiene la mente. los detalles que guarda. tu sonrisa, tus manos, tu perfume, tu voz. los recuerdos son algo asombroso.
tu voz es como una canción que suena de fondo en mi cabeza. a veces mientras hago cualquier otra cosa me viene de golpe esa canción y la canto. a veces abro la boca para cantar y sale llanto. llanto que duele en la garganta y que si fuera una palabra tendría solo vocales, porque es mas fácil llorar las vocales.
a veces, nada. la escucho sin prestarle atención, como el tic tac del reloj en un momento deja de ser percibido por el oído para que pueda dormirme.
si repito muchas veces una palabra se transforma en otra cosa. por eso me gustan los mantras. la palabra pierde su significado con la repetición, se libera. como una nube que se deshace delante de los ojos. y uno se acostumbra a ese nuevo estado. uno se acostumbra a todo con el tiempo.

1 comentario:

  1. Tal cual. Acostumbrarse siempre me suena a dormirse pero a veces es otra cosa, algo que se va y que es bueno que se vaya, y que uno deja de notar porque ya no duele.

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Si lo sabe, cante!